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¿Cómo lograr que el día a día no sepulte la estrategia?

Hacer que la estrategia tenga foco es uno de los factores que permiten que el día a día no deje a la estrategia guardada en un cajón.

Hay tres factores importantes que pueden hacer que el día a día no se “coma” la estrategia:

1. Hacer que la estrategia tenga mucho foco.
En cierta medida, la estrategia y el día a día compiten entre sí, por la misma cantidad de tiempo que uno dispone. Por ello, si a la gran cantidad de cosas que uno hace en el día le agregó otro tanto de carácter estratégico, terminó por asfixiar a las personas.

El problema es que como el corto plazo es urgente, al final postergó y postergó la estrategia sin implementarla a la larga. Por ello, si la estrategia no tiene foco, aumentan las probabilidades de no ejecutarla. 

Y, que la estrategia tengo foco significa que esté circunscrita a aquellos pocos elementos (2 a 4) que harán toda la diferencia. Por ejemplo, si una empresa decide que quiere crecer en el futuro desarrollando nuevos productos o servicios, diversificándose geográficamente dentro de Chile y en Perú, Colombia y México, y también aumentando los márgenes del negocio actual, arriesga la posibilidad de que al final por tratar de cubrir tanto, no logre nada. 

La empresa debe optar por aquello que le genere más ventaja competitiva. El resto quedará eliminado o postergado para el futuro.

2. Darle sentido estratégico al día.
Con el fin de evitar que el corto y largo plazo compitan, hay que alinear el día a día con lo estratégico. En otras palabras, vincular cada acción operativa que las personas ejecutan en la empresa con alguno de los focos y objetivos estratégicos. 

Si ocurriera que una actividad no tiene relación alguna con la estrategia, entonces quiere decir que o no tiene impacto y por lo tanto no tiene sentido ejecutarla, o bien, es algo estructural que hay que hacerlo igual para que funcionen otras cosas, y en cuyo caso es candidato para ser delegado a un tercer o cuarto nivel organizacional. 

Por ejemplo, supongamos que una de las iniciativas estratégicas de la empresa es generar al cliente una experiencia de compra. Si ese fuera el caso, lo lógico es alinear todas las acciones a este objetivo. Entonces, la persona que atiende en el call center tendrá que saber que esa es la estrategia que se quiere y segundo, tendrá que tener un objetivo alineado con esa estrategia, como por ejemplo, que cuando atienda al cliente, lo haga buscando aumentar sus expectativas. 

3. Desarrollar una disciplina de ejecución.
Toda implementación requiere de disciplinas. Estas son dolorosas e incómodas de ejecutar, pero son indispensables. Esto es lo mismo que cuando uno quiere bajar de peso. Hay personas que son disciplinadas por naturaleza y por ello si deciden no comer azúcar, no lo van a hacer. Pero, la mayoría, no somos así. Al contrario, necesitamos alguna disciplina (o algún método o sistema) que nos obligue a bajar de peso (por ejemplo, una dieta, o un nutriólogo, o un plan de ejercicios, etc.). 

En el mundo de la gestión es lo mismo. Uno debiera instalar una disciplina o un método que sistemáticamente lo obligue a: 

  1. Revisar si están claros los objetivos estratégicos (qué queremos).
  2. Revisar si los objetivos están alineados (refuerzan) los objetivos estratégicos. 
  3. Revisar si están claras las metas (los números que quiero lograr).
  4. Revisar cómo se avanza respecto a la meta (cuán desviado estoy).
  5. Analizar las causas raíz de las desviaciones (las causas profundas que realmente explican la brecha).
  6. Implantar acciones correctivas que resuelvan los problemas que están en las causas raíz de las desviaciones.
  7. Hacer seguimiento de las acciones correctivas, para volver a iniciar a repetir el ciclo. 

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