Publicaciones

Economía colaborativa: ¿Qué pasa con la “uberización” de los servicios?

Uber (o Cabify) es sin duda un fenómeno. ¿Qué hay de la economía colaborativa?

Por un lado, ha causado un impacto enorme a nivel de muchos usuarios que se han convertido en verdaderos fanáticos del servicio. Eso ha generado que la empresa esté hoy presente en cerca de 80 países. También que tenga un valor de mercado de cerca de US$70 billones. Pero, por otro lado, ha enfrentado conflictos en varios países. Principalmente por la resistencia de los taxis y las regulaciones gubernamentales.

Uber podrá estar con problemas, pero lo que es difícil que retroceda es la “uberización” de la economía, también llamada la economía colaborativa. Este concepto está creciendo a pasos agigantados, extendiéndose a diversos ámbitos. Y es muy difícil que tengamos un vuelco hacia atrás.

La explicación desde el punto de vista económico es que Uber representa un mecanismo extraordinariamente eficiente para equilibrar la oferta y la demanda momentánea de activos relativamente comoditizados, en un mercado altamente transparente y visibilizado.

Desde el punto de vista del usuario, el servicio es sumamente atractivo. Puedo saber la disponibilidad, los precios y los tiempos de espera en forma inmediata. Puedo conocer quien me viene a buscar, pagar on line, etc.

Donde haya capacidad ociosa

Este concepto es perfectamente aplicable a cualquier servicio en los que existan activos con capacidad ociosa. Los que a través de una plataforma tecnológica inteligente y fácil de usarse colocan a disposición de demandantes, con gran facilidad de acceso y eficiencia.

Por ejemplo, si yo tengo una casa con habitaciones disponibles o una casa que no uso todo el tiempo, podría entonces colocar esos activos ociosos a disposición de quienes estén interesados en utilizarlos. Esto es lo que dio origen a Airbnb.

Pero sigamos viendo otros ejemplos.

En el mundo de la logística hay enormes oportunidades. Bodegas, camiones, autos, personas, motos, etc. con capacidad ociosa podrían ser parte de esta economía colaborativa en la que modelos digitales coordinan estos recursos para entregar un servicio de despacho.

En el ámbito de la salud, por ejemplo. Se podría pensar en la cantidad de equipos que están en desuso en algunas clínicas, abandonados o con poco uso en alguna bodega, que podrían ser útiles para otros servicios hospitalarios donde ese equipo pueda ser necesario.

Esta es la nueva economía colaborativa que estamos enfrentando. Aquella que usa tecnología de punta para hacer líquidos, activos no explotados suficientemente.

Es una economía que puede generar mucha prosperidad e impacto laboral. Pero también es una que demanda ciertas regulaciones para asegurar que efectivamente sea justa, inclusiva, eficiente e innovadora.

Otras publicaciones

¿Se equivocó Amazon en su estrategia?

¿Cuadro de mando integral o tablero de gestión?

NPS: ¿Es la mejor forma de medir la satisfacción del cliente?

Balanced scorecard: ¿Se convirtió en un dolor de cabeza?

Si tuviera que medir solo 6 KPI: ¿Cuáles elegiría?

La empresa ambidiestra: ¿Cómo explotar y explorar exitosamente?

¿Cómo medir la transformación digital?

Facebook: ¡Transparentar o morir!