En los últimos días me ha tocado conversar con varios ejecutivos y empresarios y todo ellos me han manifestado, con justa razón, su preocupación por lo que está ocurriendo.

Sin embargo, en muchos casos he percibido posiciones más bien negativas que plantean que el país se vino al suelo, que retrocedimos como 15 años, que hay poco o nada que hacer, etc. Veo pocos que están mirando esta crisis como algo que puede traer interesantes oportunidades estratégicas, si somos capaces de visualizar el futuro mejor que nuestra competencia.

Pensando estratégicamente en momentos de crisis

Uno de los ejecutivos incluso me comentó que estaban pensando en detener el proceso de planificación estratégica en el que estaban trabajando. Me dijo: “Qué sentido tiene hacer una planificación estratégica en estos momentos, si no sabemos qué va a pasar”. ¡Para eso es justamente una estrategia, pues hombre! Es para decidir qué opciones estratégicas debo tomar en condiciones de permanente incertidumbre.

La estrategia siempre es una hipótesis acerca de cuál es la mejor manera de competir, dadas las condiciones del entorno. El futuro nunca ha estado definido ni claro y no lo va a estar nunca. Por el contrario, el futuro también depende de nosotros y de nuestra capacidad para interpretarlo en base a las tendencias y lo que ha venido ocurriendo. El éxito futuro de las empresas depende justamente de nuestra habilidad para enfrentar los cambios bruscos y poco anticipables.

Poco pensamiento estratégico y mucho ‘corto placismo’

Se ha criticado mucho al Gobierno que no fue capaz de predecir lo que se venía. ¿Dónde está la inteligencia?, decían algunos. Lo mismo me pregunto yo acerca de las empresas. ¿Dónde está la capacidad de las empresas para analizar cómo están cambiando los consumidores, cómo está cambiando la tecnología, qué piensan y cómo se comportan los millenials, qué va a pasar con la clase media, cómo debe ir cambiando el mercado laboral, cómo deben ir modificándose las estructuras organizacionales? Me preocupa ver poco pensamiento estratégico en las empresas. Mucho corto placismo, inmediatez y poco sentido de futuro.

La respuesta es una buena estrategia

Los invito a cambiar la mirada y pasar a otro enfoque. Los invito a hacer estrategia con más fuerza que nunca, pero de verdad. No la planilla Excel, no un copy paste de lo mismo, no una carta Gantt con los “to do”, no a simplemente subir los precios ya que van a subir los impuestos o van a reducir las horas laborales. Los invito a mirar disruptivamente lo que está pasando y a buscar nuevas formas de hacer las cosas, a generar más productividad, a desarrollar nuevos servicios para darle mayor valor agregado a nuestros clientes, a generar no sólo beneficios financieros, sino que también sociales y ambientales, a crear nuevos modelos de negocios que generen más empleo, más ingresos, más clientes encantados.

Pero, cómo me dirán varios. Haciendo estrategia en serio es mi respuesta. Una buena estrategia te lleva a pensar más allá, te obliga a auscultar el entorno con ojos críticos, pero siempre bien abiertos. Te invita a entender bien el problema que enfrentas y hacerte las preguntas correctas que te lleven a generar nuevas ideas de futuro. Te obliga a investigar y testear distintas posibilidades estratégicas y a optar. Te hace pensar en cuáles serían las barreras y cómo sortearlas. Te genera una ruta clara sobre cómo generar más valor al mercado y a la sociedad.

Las empresas deben actuar ya. No esperemos a que el Gobierno saque la medida tal o cual. Eso tendrá que venir y lo incorporaremos en el camino. Pero como Chile cambió, perdón corrijo, la sociedad cambió hace rato, los ejecutivos y empresarios deberán reinventar sus empresas para acomodarlas a esta nueva realidad. Estoy seguro de que van a salir fortalecidos.